Breves de Escepticismo No. 1: Nuestros hermanos de las estrellas

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Licencia: Creative Commons 0 Autor: Fotomek Fecha de publicación: Junio de 2016ç Enlace a la fuente: https://pixabay.com/es/ufo-extranjeros-secuestro-astronave-1379888/

Todos sabemos bien que nuestros rubios, hermosos, sabios y tecnológicamente-avanzados hermanos de las estrellas, llevan años trayéndonos mensajes de paz y fraternidad a la vez que se pasean en naves espaciales de dudosa geometría por el planeta, presentando sus peticiones de desarme nuclear con sus bellos cuerpos envueltos en ajustados trajes espaciales como único argumento.

También son ya famosos nuestros primos galácticos más lejanos, esos mucho más feos y poco queridos que han resultado ser los mañosos de la familia universal porque algunas veces vienen con mensajes de paz y otras simplemente se meten a nuestros cuartos por la noche para secuestrarnos y llevarnos en sus vehículos a lugares alejados donde puedan tocarnos en lugares indebidos.

Los fenómenos de las abducciones y contactos son ya parte de la mitología y la fantasía moderna, formando un entretejido en el imaginario colectivo de casi toda nación medianamente globalizada. Este tipo de relatos posee un espectro narrativo que va desde el contacto cuasi-mesiánico hasta el horror de la tortura más snuff. Tal vez sea por esto que a la mayoría nos ha fascinado este tema en al menos algún momento de nuestras vidas, ya sea por mórbidas curiosidades, por ansia de salvación o por mera curiosidad narrativa.

La curiosidad por este tipo de anécdotas es lo que las ha llevado a sobrevivir por tanto tiempo. Y es precisamente esta curiosidad lo que hace trastabillar nuestra crítica racional y flaquear nuestro escepticismo. ¿Cómo saber si este fenómeno es real o sólo una invención? Una respuesta fácil es que no hay evidencia a favor de tales encuentros. Lo cual es una postura válida, pues quien afirma tiene la obligación de demostrar sus afirmaciones, por lo que aquellos quienes afirman ser receptores de importantes mensajes o víctimas de desgarradores abusos deberían brindarnos un mínimo de evidencia sobre sus proclamas. Sin embargo obviaré este aspecto fundamental y me centraré en analizar otro aspecto que me llama más la atención: la narrativa. ¿Es posible saber si alguien está inventando un relato de este tipo, sólo por los elementos de su narración? Y no, no me refiero a lo implausible que el evento pueda parecer, ya que un evento que pareciera imposible contrastado contra el paradigma de nuestra realidad aún podría ser totalmente veraz. ¿Que no?

Imaginemos el siguiente escenario hipotético: Un piloto de pruebas de un avión experimental sufre un desperfecto en su vehículo. Su avión supersónico se desvía de ruta a una velocidad  aterradora y debe eyectarse de la nave. En su paracaídas termina aterrizando en una parte remota, una selva tropical de las pocas que quedan y donde habita una tribu primitva, aislada del contacto con el mundo civilizado.  El piloto desciende lentamente en su paracaídas, en medio de un claro de la vegetación. Enciende su transponder para ser localizado y, mientras espera que un helicóptero lo lleve, un miembro de esta hipotética tribu, el cual está sólo cazando aves de la región, se aventura al mismo claro donde nuestro protagonista se encuentra esperando. No lo encara, sino que lo avista desde el pasto alto, antes de que nuestro piloto vea al cazador. En realidad nunca se encontrarán y el piloto jamás sabrá que a unos metros de él, el mundo y los cimientos de la realidad de otro ser humano de desmoronaron sólo por verlo.

Nuestro amigo cazador contemplará absorto al piloto, tal vez por una hora, tumbado entre los matorrales. Se preguntará quién es… qué es. Analizará el traje de vuelo del militar y su casco y sin duda asumirá que es una extraña piel la de esta criatura. Se cuestionará si es un hombre, un dios o un demonio. Tal vez una aparición o un antepasado. Una manifestación animal o una premonición. Pero nada lo preparará cuando, en medio de la noche que ha caído mientras estaba absorto en la criatura de rara piel que habla con una pequeña caja negra, una aparición aún más terrible bajará del cielo entre estruendo de motores y luces, pues un helicóptero ha llegado para llevarse al piloto. Nuestro cazador no sabrá bien cómo pasó todo, pues el terror y el fuerte viento le hicieron cerrar los ojos, tal vez incluso correr del lugar. Ahora, este evento ha sido totalmente real, pero nuestro amigo cazador no puede demostrar que los inusuales eventos que está por narrar a sus vecinos y familiares han ocurrido de verdad. Entonces, ¿Qué particularidades narrativas delatarían un atisbo de verdad o la base de una mentira dentro del relato de nuestro amigo cazador?

Analizaré dos aspectos narrativos que me parecen esenciales de un relato de contacto o abducción (o cualquier relato fantástico que intente hacer pasar por anecdótico para los mismos fines) mediante los cuales se puede (a mi parecer) discernir si estamos frente al recuento de un suceso real pero inimaginable o simplemente frente a un cuento de cantina para generar reacciones entre nuestros compañeros de embriaguez. Estos aspectos son: el protagonismo del involucrado y el mundo creado para el relato. Ahora explicaré cómo considero que delatan una mentira estos elementos del relato.

El protagonismo del involucrado

Una cosa cierta es que, cuando mentimos, lo hacemos con fines sociales. Mentimos para dos cosas básicamente: para alejar la atención de nosotros o para traerla hacia nosotros. Nos encanta atraer atención, porras y admiración de otros y nos preocupa atraer críticas o reprimendas. Así, las mentiras siempre van encaminadas a subir nuestro nombre en un pedestal por más pequeño que sea o a esconderlo tras una cortina por más roída y transparente que se presente.

El universo es un lugar basto, cruel e indiferente a nuestra existencia. Por esto es raro que un evento cósmico de exploración rectal tenga como justificación el que seamos florecillas especiales del universo o que nuestros hermanos vikingos de las estrellas necesiten comunicar mensajes de paz y amor al mundo a través de nosotros y no de líderes respetables de la comunidad. Cuando un contactado/abducido usa la narrativa de su experiencia como un vehículo para expresar cuan especial es, podemos sospechar que su historia no es nada fiable y estar seguros de que muy probablemente estemos en la pista de lo correcto.

Los “especialistas” de la ufología, cuando son confrontados sobre la veracidad de los testimonios que esgrimen sus protegidos, siempre usan algún argumento falaz como: “Esta persona no tiene por qué mentir. Es un miembro respetable de la sociedad y no gana nada inventando una historia como esta“.

Esta idea, obviamente, ignora que el simple reconocimiento como un contactado puede, perfectamente, justificar el deseo de una persona para mentir. La fama es una droga muy poderosa después de todo.

El mundo creado para el relato

Una de las más arduas batallas que vive un escritor de ciencia ficción es la de imaginar lo inexistente, de usar los elementos tangibles del mundo actual como piezas de lego unidas entre sí con el dentado de lo posible, para crear un mundo factible. Este mundo, armado precariamente y de forma temporal, es frágil y suele desmoronarse bajo el peso del análisis inquisitivo. Lo mismo pasa con los relatos de viajes estelares y de mensajes grandilocuentes de otros rincones celestes. Cuando un contactado o abducido construye el mundo de su relato, casi siempre se ve obligado a crear un escenario donde es transportado a bordo de una nave interestelar. Obviamente, este medio tecnológico de transporte tendrá en su interior diversos aparatos, muebles, una distribución espacial, zonas asignadas para tareas específicas, etc. Y es aquí donde uno de los mayores problemas con este tipo de relatos surge: Los relatos siempre están limitados a los conocimientos de quienes los tejen.

Ya sean los controles, el equipo médico o los medios de propulsión los que son descritos por los “testigos”, los OVNI siempre suelen funcionar más como un niño se imaginaría que funciona un submarino, que como un vehículo de exploración altamente avanzado.  Con la fusión de tecnologías tan dispares como “lentes” gravitacionales, periscopios, ventanas y sillas con correas de seguridad, los OVNI no parecen ser vehículos con una ingeniería particularmente bien desarrollada.

Palabras finales

Así, mediante el análisis de estos dos elementos de un relato (de los muchos que pueden desmenuzarse críticamente), es posible comenzar a darse una idea de cuan veraz es un recuento de hechos y no sólo en el caso de que alguien nos cuente cómo nuestros amigos pleyadianos nos traen mensajes de amor y paz, sino en cualquier escenario. Recordemos que aplicar el escepticismo en cualquier escenario y aspecto de la vida es siempre sano si lo hacemos con moderación.

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Ingeniero en electrónica y comunicaciones y maestro en ciencias de la electrónica y computación, ambos grados por la Universidad de Guadalajara en México. Además, soy profesor de la "Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica" en la misma institución. Siempre me ha interesado la divulgación científica porque creo que es la mejor manera de acercar a la gente a la ciencia, tanto a su actualidad, como a su historia y futuro. Creo que sólo de esta forma, volviendo la ciencia accesible para la mayoría, se logran engrosar las filas de científicos e ingenieros alrededor del mundo. Soy ademas un amante de la ciencia-ficción, el horror y la comedia en todos los formatos disponibles: audiovisuales, escritos y gráficos.