Es posible decir que en la actualidad hay pocas personas que no han escuchado hablar de Wolfgang Amadeus Mozart, considerado uno de los músicos más influyentes y destacados de la historia. Sin embargo la familia Mozart no solo tuvo un genio, sino dos.
Maria Anna Walburga Ignatia Mozart, conocida también como Nannerl hija de Leopold y Anna Maria Mozart era la hermana mayor de Wolfgang Amadeus Mozart; se dice que tenía unas extraordinarias facultades para la música. Su padre, Leopold, músico de la corte, tenía una verdadera obsesión por enseñar e introducir a sus hijos en el mundo musical, por lo que comenzó a enseñar a tocar a Maria Anna cuando ella tenía solo ocho años, su hermano pequeño, con tres, estaba siempre a su lado.
María Anna tenía una gran pasión por el violín, por entonces un instrumento considerado poco apropiado para las mujeres, por lo que tuvo que decantar su vocación musical hacia el clavecín y el canto, lo que era más adecuado para las féminas de la época. Acompañó a su padre y a su hermano en varias giras en las que fue ampliamente elogiada, en 1764 Leopold escribió en una carta:
“Mi niña toca las partituras más difíciles que tenemos… con increíble precisión y de manera excelente”. Mi pequeña, con tan solo 12 años, es uno de los músicos más hábiles de Europa“.
Inclusive el mismo Mozart llegó a decir que estaba asombrado con el talento para la composición de su hermana. E incluso en sus cartas la elogia:
“Tengo el temor de no componer tan bien como tú, la canción que escribiste es hermosa”
Recibió críticas muy favorables en todo el Viejo Continente, con profesionales rendidos ante su habilidad, similar a la de su hermano. Pero al contrario que el Mozart más conocido, la joven tuvo que anteponer su pasión por hacer frente a la crisis económica que atravesaba su familia. Así, su padre dio por terminada su gira cuando la joven cumplió los 18 años y ya era elegible para casarse.
Mozart, sin embargo, siguió viajando con su padre, pero no dejó de tener contacto con su hermana, a la que animaba mucho a proseguir con la música, especialmente como intérprete. Cuando contrajo matrimonio, en 1784, con Johann Baptist von Berchtold zu Sonnenburg se dedicó a dar clases de piano y abandonó por completo la composición.
Su propio padre Leopold no hace mención de las composiciones de su hija (las cuales se han perdido en el tiempo), quizás dándole el protagonismo en esa parcela musical a su hijo varón.
El talento de Mozart anuló al de su hermana de la que poco se ha conocido, esto como consecuencia de las costumbres de la época.
“Las mujeres no podían competir con los hombre. Si ellas hacían dinero con su música, se las consideraba prostitutas”
asegura Sylvia Milo, responsable de la obra de teatro “The Other Mozart”.