¿Existió el llamado Renacimiento?

1916

Antes que nada, es importante aclarar que una cosa es el Renacimiento, que es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se enmarca en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI; y otra cosa es la Filosofía Renacentista, que es la filosofía que se desarrolló en Europa entre el siglo XIV hasta el siglo XVI y que marcó el paso de la filosofía medieval a la filosofía moderna.

¿De dónde surge el término Renacimiento? Etimológicamente, la palabra renacimiento se compone del prefijo latino ‘re’ (de nuevo) y de la raíz del verbo nacer; esto es: renacer.

¿Qué es lo que renace en el Renacimiento? El término parece tener un origen religioso. Renacimiento hace referencia al hombre nuevo o espiritual del que habla el Evangelio de San Juan y las Epístolas de San Pablo. Sin embargo, el término se entiende en su forma más lata; es decir,  de una manera mucho más general que la del sentido religioso y más bien como un intento de resurrección de la Antigüedad Clásica.

¿Por qué se dice que el Renacimiento es un intento de renacer lo clásico? Recuperando las diferentes vertientes del Renacimiento: lo artístico, lo político, lo religioso y lo científico, me doy a la tarea de resumir estos 4 factores fundamentales en su forma más sencilla posible:

  1. Lo artístico como humanismo, o sea el reconocimiento del valor del hombre  en la expresión artística y la creencia de que la humanidad logró su forma perfecta en la Antigüedad clásica.
  2. La transformación de las concepciones políticas: el reconocimiento del origen humano o natural de las sociedades, véase el  pensamiento de Nicolás Maquiavelo. El intento de regresar a las formas históricas primarias o a la naturaleza de las instituciones sociales.
  3. La renovación religiosa: tentativa  de volver a una revelación originaria en la que se habrían basado los filósofos clásicos. El abandono de la tradición medieval, véase la reforma protestante.
  4. Lo científico como un retorno al aristotelismo: el interés por el estudio directo de la naturaleza.

Ahora bien, podemos decir que el Renacimiento en general se identifica por varias notas o característica y, según J. Ferrater Mora, el siguiente criterio es ampliamente aceptado entre los diversos autores:

Resurrección de la Antigüedad clásica; crisis de creencias e ideas; descubrimiento de nuevos hechos y nuevas ideas; ampliación del horizonte geográfico e histórico; fermentación de nuevas concepciones sobre el hombre y el mundo; surgimiento de tendencias escépticas; exaltación mística; actitud crítica, así como una gran confianza en la posibilidad del conocimiento de la naturaleza y dominio de ella.1

Ya señaladas las notas características que componen el llamado Renacimiento, podemos plantearnos: ¿qué cosa es el Renacimiento? Un respuesta histórica sería más o menos como la que nos puede brindar el Wikipedia:  nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. También podemos agregar que fue un período de transición entre la Edad Media y el mundo moderno; y que la ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento.

Además, podríamos añadir las notas características del renacimiento ya antes mencionadas para complementar la definición. No obstante, desde una perspectiva más crítica; esto es,  problematizando el término y poniéndolo en tela de juicio como tarea filosófica, aspiraríamos a una solución mucho más compleja y sofisticada; o, en su defecto, podríamos concluir  que  no existió tal cosa llamada Renacimiento; y , en este caso, admitiríamos que el término con el que se designa este movimiento debería de ser ignorado o suprimido. De hecho, esta última posición ha sido defendida por ciertos autores. También hay bastante divergencia  en la precisión temporal del Renacimiento.  J. Ferrater Mora lo indica claramente:

Ha habido muchos debates acerca de las características propias del Renacimiento y acerca también de sus límites temporales, aun admitiendo que tales límites no pueden ser determinados nunca con precisión, y cambian según los países. Así, ciertos autores consideran que el Renacimiento abarca desde fines del siglo XIV hasta comienzos del siglo XVII. Otros lo restringen al siglo XV.  Otros lo confinan al siglo que va de mediados del siglo XV a mediados del siglo XVI. Algunos autores dudan de que haya alguna unidad histórica o cultural que pueda llamarse “Renacimiento “ y proponen suprimir este término. 2

Por si fuera poco, las notas características que componen al llamado Renacimiento son diversas entre sí y hasta contradictorias (véase las notas características ya antes mencionadas). A decir verdad, identificar el  movimiento con suficiente precisión parece una tarea imposible.

Ya había subrayado que existe una ligera distinción entre el Renacimiento y la Filosofía del Renacimiento, aunque ambos se den, prácticamente, en los mismos siglos.

Y para todo esto, ¿ qué cosa es la Filosofía Renacentista ? resulta que sucede lo mismo que con el Renacimiento. Parece imposible descubrir una característica única de la llamada Filosofía Renacentista. De hecho, podemos encontrar una diversidad de tendencias incompatibles también. La diferencia abismal entre neopicúreos, neoplatónicos y neoaristotélicos es un claro ejemplo de la multiplicidad de diferencias que surgen en este periodo. Además, así como hubo tendencias místicas, las hubo escépticas y hasta naturalistas; claramente opuestas entre sí.

Cada autor ha perfilado el Renacimiento con distintas características. No obstante, sin dejarnos vencer por la impresión de desasosiego que nos genera la problemática presente, podemos encontrar un elemento común entre los autores: todos concuerdan en que se trata de un periodo de innovación. Dada la variedad en dicha fase o periodo, quizá el Renacimiento, más que un movimiento de manifestación homogénea, pueda identificarse en su carácter de transición, de variedad y de innovación. En este sentido, el Renacimiento  podría definirse como una fase rica en variedad que se identifica por su transición histórica. Por ejemplo,  en el caso de la Filosofía Renacentista, marca el paso de la filosofía medieval a la filosofía moderna. En realidad, el abandono de la edad medieval, que yo definiría como época decadente de la filosofía, no es una innovación cualquiera, sino que aparece como una súbita ruptura de las cadenas que aprisionaban  la filosofía en la teología.

Mi conclusión es que el Renacimiento se identifica por su ruptura innovadora, su variedad y su carácter transicional, más que por un retorno a lo antiguo o por un reconocimiento verdadero del hombre.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1- J. Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía. Sudamericana, Buenos Aires, 1964.

2.- Ídem.