Y siguen matando la creatividad

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En febrero de 2006, durante las TED Talks (charlas mundialmente conocidas sobre tecnología, entretenimiento, diseño y otros temas), Sir Ken Robinson, experto en creatividad y educación, dio su mítica charla “Las escuelas matan la creatividad”, donde decía que actualmente la creatividad en la educación es tan importante como la alfabetización, y que todos nacemos con grandes talentos naturales, pero que, después de pasar por la escuela, muchos hemos perdido esas cualidades.

¿Por qué perdemos la creatividad?

Una de las razones, dice Robinson en el video, es que durante la escuela muchos niños son apartados de las cosas que les gusta hacer para centrar su atención en las materias y conocimientos que, dicen, les resultarán más útiles para el trabajo. El problema es que el sistema educativo como tal fue creado en el siglo XIX, y por lo tanto, fue pensado para las necesidades de ese entonces, que consistían principalmente en mano de obra calificada para las fábricas. A lo largo del tiempo han desaparecido muchos trabajos y creado muchos más, con nuevas características y necesidades, pero la jerarquía de materias sigue siendo la misma.

Otro factor es que, actualmente, en la mayoría de las escuelas se toma la habilidad académica como sinónimo de inteligencia, debido principalmente a que las universidades diseñaron el sistema a su semejanza, pero la realidad es que la inteligencia humana abarca un espectro más amplio y que no se está tomando en cuenta.

La inteligencia es más que saber de matemáticas y lenguas

La inteligencia es la “capacidad para resolver problemas, o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural”, dice Gardner, psicólogo y pedagogo que en 1983 propuso la teoría de inteligencias múltiples, donde clasificó siete tipos de inteligencia que todas las personas tienen, estas son: la lingüística, la lógico-matemática, la espacial, la musical, la cinético-corporal, la interpersonal y la intrapersonal (años más tarde agregó también la inteligencia naturalista).

Como podemos observar, el sistema educativo enfoca la mayor atención a las dos primeras (lingüística y lógico-matemática) tanto en horas clase como en los exámenes estandarizados, mientras que las demás inteligencias reciben poca o nula atención. Esto provoca que personas creativas y brillantes crean que no lo son, sólo porque sus habilidades principales no coinciden con las que el sistema considera más importantes.

A pesar de saber todo esto desde hace años, la educación sigue prácticamente igual, aunque existen personas y escuelas alrededor del mundo que ya han logrado cambios, como lo demuestra el mismo Ken Robinson en su más reciente libro Escuelas creativas (2015), y que podemos tomar como ejemplo para cambiar.

¿Qué podemos (y debemos) hacer?

“El desafío no consiste en reparar el sistema, sino en cambiarlo; no se trata de reformarlo, sino de transformarlo”, dice Robinson, y para lograrlo, el proceso debe iniciar desde las comunidades. En todos los ejemplos que se mencionan en el libro es necesaria  la participación y colaboración de directivos, profesores, padres de familia y alumnos, así como cualquier otra persona que quiera contribuir al cambio.

Debemos tomar ejemplo de las personas y escuelas que han logrado cambiar, analizar sus métodos, su visión y su forma de trabajo, y adaptarlos a nuestro entorno. Ya que ningún ser humano es igual a otro ni tiene las mismas habilidades, intereses o conflictos, la educación necesita volverse personalizada, de manera que pueda atender las necesidades específicas de sus alumnos y de la comunidad, y considerar que este es un proceso continuo.

No todas las escuelas pueden ser iguales porque no a todas les funcionará lo mismo, para esto, necesitan de cierto margen de libertad para adaptarse a sus alumnos y a la comunidad en donde se encuentran, libertad para administrar los recursos, para crear un plan de estudios de acuerdo a los intereses de los alumnos, para poder elegir su forma de trabajar y de hacer las evaluaciones como consideren más adecuado. Aquí se necesita de la ayuda de todos los involucrados porque muchos de estos cambios son políticos. Muchas veces, aunque las escuelas quieran hacer cambios, se ven limitadas por las reglas y reformas, en su mayoría bien intencionadas, pero que han demostrado no dar resultados.

Al mismo tiempo, es necesario volvernos responsables de nuestra propia educación (y en su caso, de la de nuestros hijos), ya que mientras trabajamos en el cambio muchos niños y jóvenes siguen en el mismo sistema y pueden no estar desarrollando todo su potencial, y sin importar si estamos o no en la escuela, nunca dejamos de aprender.

Mi propósito es explorar en futuros artículos de esta revista digital  los métodos que han seguido otros para lograr un cambio en la educación, conocer las alternativas y las cosas que podemos hacer para responsabilizarnos de nuestra educación. ¿Tienes alguna idea que aportar?

Referencias:

TED. (2006). Sir Ken Robinson: Las escuelas matan la creatividad [Archivo de video]. Recuperado de: https://goo.gl/t0NNij

Robinson, K. con Aronica L. (2015). Escuelas creativas: La revolución que está transformando la educación. Barcelona, España: Grijalbo.

Enlace: https://goo.gl/uuixAQ

Gardner, H. (2015). Inteligencias múltiples: La teoría en la práctica. Barcelona, España: Ediciones Paidós.

Enlace: https://goo.gl/bpUqfQ

Photo by JJ Thompson (unsplash.com)